Nacho Zubelzu

NÓMADAS

En este proyecto es el viaje el referente de la obra. El mundo exterior, la naturaleza, sus habitantes y su cultura se convierten temporalmente en mi estudio. Con el paisaje por contexto y con materiales de la naturaleza rememoro los movimientos de los pastores nómadas.

Me interesan sus ambientes estéticos y poéticos que evocan labores ancestrales, así como el origen precario del ser humano. Me interesan esas raíces etnográficas y antropológicas que emanan de la tierra y son fieles a la memoria antigua de nuestra especie.

Como resultado, apuntes, dibujos que son la esencia y el regocijo de la mirada al convivir con pueblos y culturas nómadas aún vigentes en diferentes partes del mundo (Masáis, Mongoles, Lapones, Bereberes…). Con ellos, me impregno de su sabiduría que en ocasiones quiero recoger con trazos e instantáneas visuales.

Me resultan muy atractivos los objetos funcionales de estos pueblos pastoriles, que curiosamente coinciden sin tener relación en el tiempo y en el espacio (miles de kilómetros los separan).

Aquí, en Arnuero pongo en valor el caldero de ordeño, que ha marcado y representado mi viaje por Mongolia y sus habitantes. Es un caldero que ahora yace roto, pisoteado y oxidado en la estepa. Lo recojo, lo pinto de dorado y lo transformo en icono de un viaje, símbolo de un pueblo, que como él, se siente orgulloso de sus tradiciones, y en este caso, de su funcionalidad anterior. Albergó cientos de litros de leche de yeguas libres en este inmenso territorio. Fue nómada acompañando yurtas y pastores. Ahora, el artista le otorga una nueva vida, y como los mongoles, aunque arrugados, exhibe una belleza salvaje. Es testigo mudo del paso lento y gozoso del tiempo en un alto chamánico de una roca cualquiera del Asia interior. Brilla orgulloso en la llanura como el mismísimo espíritu de Gengis Kan.

Nacho Zubelzu





MIRANDO AL MAR


Intervención paisajística de Nacho Zubelzu con sus emoticampoos


Los emoticampoos son una intervención artística en el entorno rural con el fin de transformar en arte un símbolo ganadero como son las bolas de hierba, introducir un guiño divertido en el medio rural y crear una seña de identidad que sirva como distintivo de toda la comarca. Son expresiones sencillas a través de ojos y bocas con diferentes semblantes, realizadas con vinilo sobre el plástico que envuelve la hierba. El nombre se debe a que esta forma de representar emociones nació en el valle de Campoo.

Los emoticampoos forman nuevos paisajes. Sin perder la funcionalidad, la hierba viva es embutida en plástico inerte y paradójicamente la muerte del material, protege la vida del producto vegetal. Esa metáfora suele permanecer oculta y para Zubelzu, simplemente, supone el soporte para expresar y decir, para dejar una huella efímera dignificando estas actividades con la naturaleza, para crear una nueva estética rural. Hay que influir en la sociedad actual y en las venideras creando una contemporaneidad en el campo, una contemporaneidad tan efímera como la propia vida. Intervenir en la naturaleza dando expresión a estos volúmenes que salpican el entorno rural.

Paralelamente a la exposición en el Observatorio del Arte, Nacho Zubelzu plantea una intervención paisajística en el territorio del Ecoparque de Trasmiera, especialmente en los acantilados de Isla, que además de propuesta artística efímera, constituye parte de un proyecto de sensibilización en torno a la recogida de los residuos de plástico generados en la actividad agroganadera. Esta intervención con emoticampoos que titulamos “Mirando al Mar” pretende ser un guiño conceptual en un contexto diferente, y nace del compromiso del artista por involucrar a la sociedad y hacerla partícipe de disfrute y responsabilidad, inculcando al ganadero la necesidad de recoger y reciclar el plástico de estos elementos, altamente contaminante en el entorno natural.


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