EXPOSICIÓN
VISIONES
DE LA REALIDAD
Observatorio del Arte. Arnuero
Ecoparque
de Trasmiera
1 de agosto
al 3 de septiembre de 2014
En la exposición, Visiones de la Realidad, haremos un
recorrido por lo cotidiano, por el alma de los objetos y por las escenas de
nuestro entorno más cercano a través de las miradas únicas de cada uno de los
artistas seleccionados. Liderados por, uno de nuestros artistas contemporáneos
más internacionales, integran esta muestra grandes nombres como: Esperanza
Parada (1928-2011), Amalia Avia (1930-2011), Julio López ( 1930), Francisco
López (1932) , María Moreno (1933) , Carmen Laffón (1934) , Antonio López
(1936), Isabel Quintanilla (1938 ), Cristóbal Toral (1940), José Hernández
(1944-2013) y Eduardo Naranjo (1944).
En total un elenco de
once artistas y con obras reunidas especialmente para esta ocasión. El hilo
conductor que nos guiará es que todas
estas creaciones están ligadas con lazos de carácter generacional, afectivo y familiar;
así como la identificación con ciertos temas y una actitud similar ante la
creación artística.
Llama poderosamente la
atención como estos pintores y escultores convierten la figuración en su
lenguaje personal y son capaces de dotar a sus obras de estilos únicos y las
transforman en creaciones inconfundibles.
A partir sus obras nos
muestran distintas realidades, desde paisajes urbanos hasta interiores; desde
naturalezas muertas a jardines; incluyendo retratos.
Estamos ante escenas intimas y cotidianas pero también frente a imágenes
inquietantes que nos atrapan y nos seducen, que nos llevan hasta la magia de lo
irreal partiendo de la realidad. Igualmente estas obras nos trasladan a un
mundo intemporal repleto de misterios y fantasías e, incluso, en ocasiones sus
imágenes hacen que nos planteemos enigmáticas preguntas.
Una vez más, el
Ayuntamiento de Arnuero apuesta por ofrecer al público una exposición atrevida
y a la vez clásica donde se podrán admirar obras que van desde el hiperrealismo
hasta la figuración. Una oportunidad irrepetible para poder contemplar unidos a
estos creadores de indudable calidad artística, que tanto han influido en el
panorama actual de la plástica española. Su compromiso y su determinación por
seguir un camino artístico marcado por la sinceridad, el rigor racional, una
incansable búsqueda, la sensibilidad pictórica y una paciente y metódica
táctica de construcción de la imagen,
hacen que estemos ante creaciones incomparables .
Visiones de la realidad
Marisa Oropesa
Marisa Oropesa
Comisaria de la
exposición
En la década de los sesenta, el realismo volvió a adquirir gran
protagonismo, gracias sobre todo a los artistas norteamericanos. En esas mismas
fechas, un grupo de artistas españoles de la Escuela de Bellas Artes de San
Fernando de Madrid participaron decisivamente en la renovación del panorama de
la plástica española. Anteponían el testimonio de la vivencia personal a la
mera captación de la realidad buscando lo cercano y lo familiar. Se les llamó “nuevos
realistas”, a pesar de que sus obras en algunos casos iban más allá del
realismo, evolucionando hacia formas y tendencias de la figuración.
Compartían, eso si, un gran interés por el lenguaje sugestivo
del objeto. La temática generalmente, estaba relacionada con escenas de la vida
cotidiana con interiores casi vacíos y paisajes urbanos. Se preocupaban de
manera especial por la luz y las sombras, imprimiendo a sus obras una atmósfera
cálida. En definitiva, sus cuadros respiraban un aire intemporal, donde se
mostraba la importancia del mundo cotidiano que les rodeaba. Este grupo
diverso, pero con inquietudes similares, estuvo liderado por la figura de
Antonio López, considerado por el crítico de arte Robert Hughes como “el pintor
realista vivo más importante”.
La mayor parte de las características anteriormente mencionadas
nos lleva inevitablemente a pensar en la tradición realista del arte español,
sobre todo en el siglo XVII, el llamado siglo de oro de la pintura. Las
pinturas de artistas como Zurbarán o Sánchez Cotán, nos muestran la especial
relevancia de los objetos, rotundos y vibrantes. Como ya sucedió en este
periodo, en el espíritu del realismo actual está también presente la voluntad
de un cierto ennoblecimiento de aquello que aparece en la propia obra. Sin
duda, estamos delante de un realismo mucho más cercano a Velázquez y otros
pintores del XVII que al estilo goyesco del siglo siguiente.
Incomprensiblemente, en nuestro país, en estos últimos veinte
años han sido escasas las exposiciones que se han organizado alrededor de este
movimiento. No ocurre lo mismo en Europa, donde las exposiciones de artistas
figurativos y realistas se suceden con gran éxito de crítica y público. Las
recientes exposiciones de pintores como Edward Hopper y Lucian Freud en
diferentes ciudades europeas son un claro ejemplo de la vitalidad y el
reconocimiento de su arte.
Una vez más, el Ayuntamiento de Arnuero apuesta por ofrecer al público una exposición
atrevida y la vez clásica. Un claro homenaje a los maestros españoles del
realismo y de la figuración, con una voluntad clara y decidida de “llenar un
vacío expositivo” en la panorámica española.
Un aspecto interesante que vale la pena mencionar de este grupo
de artistas realistas presentes en esta exposición, es el inequívoco aire de familia.
Una situación excepcional en el panorama artístico español. Las parejas
formadas por Antonio López y María Moreno, Francisco López Hernández e Isabel
Quintanilla (los cuatro presentes en la exposición), son un claro ejemplo de
este “arte de familia” característico y particular del realismo español de la
segunda mitad del siglo XX.
En esta exposición, se podrán admirar obras que van desde el
hiperrealismo hasta la figuración. Así encontraremos, la gran precisión técnica de
Antonio López; la minuciosidad casi fotográfica de Isabel Quintanilla; la
pintura inquietante y compleja de Eduardo Naranjo el personal cromatismo de
Carmen Laffón; el mundo particular de Cristóbal Toral a través de la realidad
de su imaginación; las reveladoras esculturas de Francisco y Julio López
Hernández, así como el realismo simbolista de José Hernández y las pinturas del
movimiento realista madrileño de María Moreno, Esperanza Parada y Amalia Avia.
Sin duda, una oportunidad única de poder contemplar juntos a
estos artistas de indudable calidad artística que tanto han contribuido a la
evolución de nuestro arte.
ESPERANZA PARADA (SAN LORENZO DEL
ESCORIAL, 1928 - MADRID, 2011)
Nace en 1928 en San Lorenzo del Escorial, Madrid. Inicia su
formación artística en la Academia Peña donde conoce a Amalia Avia. Formará
parte de la llamada “Escuela Realista de Madrid”. Su primera exposición tendría
lugar en la Galería Macarrón en 1957. Durante los años sesenta realiza medallas
y relieves de pequeño formato que expone tanto en España como en el extranjero.
Por encargo de la Fábrica Nacional de Moneda realiza la serie “Pueblos de
España”. En 1962 contrae matrimonio con el escultor Julio López Hernández, con
quien tendrá dos hijas, convirtiéndose en uno de los temas comunes en las obras
de la pareja.
Desde 1960 hasta 1985 trabaja en la Galería de Juana Mordó. Su
trabajo galerístico y su vida familiar le apartaron temporalmente de la
creación artística a la que regresó en 1990, participando en la muestra “Otra
Realidad. Compañeros en Madrid.”, organizada por la Fundación Humanismo y
Democracia y Caja Madrid en 1992, siendo también expuesta por la Fundación
Marcelino Botín en Santander, y en Zaragoza, en el Centro de Exposiciones y
Congresos, gracias a Ibercaja. La Galería Leandro Navarro de Madrid organizaría
en 2002 la muestra “Nocturnos”, y entre ese año y el siguiente, se podría
admirar la exposición “Luz de la Mirada”, en el segoviano Museo de Arte Contemporáneo
Esteban Vicente.
A lo largo de su obra se puede apreciar un interés de la
pintora por la vanguardia, especialmente por el Cubismo y la Escuela de París,
en término reduccionistas, pasando a ser protagonistas el tratamiento pictórico
con planos intercalados. Su obra se caracteriza por la utilización sobria de su
paleta de colores y una refinada pincelada que nos transporta al mundo mágico
creativo de esta gran artista. También se ve presente en su obra la influencia
de Daniel Vázquez Díaz y del Impresionismo.
Esperanza Parada falleció en Madrid en el
año 2011.
OBRA EN EXPOSICIÓN
“Bodegón
de las cinco” 1959. Óleo sobre tabla
50 x 80 cm.
AMALIA AVIA (Santa Cruz de la Zarza,
1930-Madrid, 2011)
Nace en 1930 en la localidad toledana de Santa Cruz de la
Zarza. Su primera infancia transcurre en Madrid, para formarse en la Academia
de Eduardo Peña entre 1953 y 1955 y en la Escuela de Bellas Artes de San
Fernando. En 1954 viaja a París con la promoción de alumnos de la Escuela de
Bellas Artes que terminan ese año la carrera, algunos, como Carmen Laffón,
Julio López Hernández, Lucio Muñoz..., se convertirán en grandes amigos. En la
capital francesa también conoce a los pintores Antonio López o Isabel
Quintanilla. Fruto de la amistad y de las mismas inquietudes artísticas surge
el grupo denominado “Escuela Realista de Madrid”. Durante los años 1956 a 1960
frecuenta también las clases del Círculo de Bellas Artes. En 1960 se casa con
el pintor Lucio Muñoz.
Hace su primera exposición individual en la Galería Fernando
Fe de Madrid. Las obras de este momento están basadas en la captación del
entorno cotidiano, interpretado desde un tono poético y humano. Por encima de
otras cualidades es ese entorno en el que se mueven nuestras vidas, con una
delectación por las calles desiertas y llenas de misterio para mostrar la
belleza de los edificios con sus fachadas envejecidas por el paso del tiempo.
Detiene sus ojos en detalles que, a veces, nos pasan desapercibidos y que, sin
embargo, están cargados de vida y de realidad cotidiana, como tapias, fachadas
de comercios, patios, paredes, interiores de casas...
Camilo José Cela dijo de Amalia Avia que es la pintora de
las ausencias, la amarga cronista de “por aquí pasó la vida marcando su
amargura e inevitable huella de dolor”, como en las novelas de los maestros
rusos del XIX.
Amalia Avia ha participado en las más importantes exposiciones
de pintura española contemporánea y de realismo que se han realizado, como son:
“Pintura Contemporánea” en la Maison de Penséc Francaise de París, 1961; “20
años de la Pintura Española”, itinerante por toda España, en 1962; “Figuración
española”, igualmente itinerante por varias provincias al año siguiente;
“Pintura Figurativa Actual de España”, en varias ciudades de Estados Unidos;
Feria de Basilea, “Homenaje a Manolo Millares” en la Galería Juana Mordó; “Arte
73”, que la Fundación Juan March lleva a Londres, París, Roma, Zurich y varias
ciudades españolas; o “Realistas españoles” de la Galería Marlborough de
Londres, de 1973.
Perteneció a la Galería Juana Mordó, desde su creación hasta
el fallecimiento de la galerista. En 1968 de nuevo expone individualmente en
Madrid, esta vez en las salas de la Dirección General de Bellas Artes y una vez
más muestra su obra en la Galería Biosca en 1972, observándose en sus cuadros
un alejamiento de los temas sociales para interesarse por un aspecto más
plástico, apareciendo las casas, sus fachadas y paredes desconchadas en primer
término. Con motivo de la exposición individual que realiza en la misma Galería
se edita un libro de la colección de Maestros de Arte Contemporáneo “Amalia
Avia” en 1976.
Se van sucediendo las exposiciones personales: Galería
Formas de Alicante, 1977; Galería Balos de las Palmas de Gran Canaria, 1978;
con la Galería Mun de Bilbao en la FIAC de París 1979 y por segunda vez en
la Laietana de Barcelona en el mismo
año.
La galería Biosca edita, en 1981, la carpeta de doce
aguafuertes “Spleen. Cuaderno madrileño. Amalia Avia-Francisco Umbral” con
motivo de una exposición en la que aparecen con más frecuencia interiores y
muebles en sus cuadros: dormitorios, camas, sofás... En 1983 Mundiarte edita
una carpeta con seis aguafuertes bajo el título “La emigración a América”. Se
afana en su actividad en el campo del grabado como demuestra su participación
en la exposición de Bolonia, Italia 1985; sus grabados se incluyen en la
colección que edita el Ministerio de Trabajo, “Arte y Trabajo”.
Amalia Avia muestra su obra prácticamente en toda la geografía española,
como en Sevilla, Barcelona, Zaragoza, Bilbao, Lugo, Valencia, Madrid, San
Sebastián... El ayuntamiento de Madrid organiza una exposición antológica en el
Centro Cultural de la Villa en 1997. En 2004 publica sus memorias "De
puertas adentro".
La artista fallece en Madrid en 2011.
Posteriormente se suceden distintos homenajes como el que hace, en 2013, José
Carlos Plaza que se inspira en sus pinturas para crear la escenografía de varias
zarzuelas. Ese mismo año la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
organizó una exposición de la pintora.
OBRA EN EXPOSICIÓN
“Puerta
en cruz” 1994. Óleo sobre tabla 85 x 66 cm.
JULIO LÓPEZ
El escultor Julio
López Hernández nace en Madrid en 1930. Desde temprana edad inicia la práctica
escultórica en el taller paterno, fundado por su abuelo, quien era orfebre.
Después de la Guerra Civil, estudia Formación Profesional, Ingeniería Técnica,
y acude más tarde a la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, ingresando, en
1949, en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde concluye su
formación artística en 1954. Es durante esta última etapa, cuando entabla
amistad con Lucio Muñoz y Antonio López, pintores a los que se ve vinculado la
mayor parte de su vida. Más adelante se unirán al grupo Amalia Avia, Isabel
Quintanilla y María Moreno. Salvo Lucio Muñoz que se incorporará a la
abstracción, el resto seguirá una tendencia realista conformando la llamada
“Escuela Realista de Madrid”.
En sus primeras
obras, tallas religiosas, se deja influir por los trabajos de Henry Moore y
Mariano Marini, aunque pronto se definirá su estilo propio en el que lo
cotidiano y familiar de figuras y objetos le conducirá a la creación de piezas
que asemejan a imágenes congeladas, generalmente en bronce y con especial
concesión a las texturas. A partir de los años 60 surgen las “estatuas en
fragmentos” que enfrentan dos visiones de la misma figura mediante el recurso
de la perdida de una parte del rostro, con objeto de que la acción obtenga
mayor expresividad. Obras de esta serie son: “El tesoro de Marcela” (1970) y el
“Umbral” (1997).
Entre tanto, en
1960, recibe una beca del Comité Francés de Escritores y Artistas, y en 1962
contrae matrimonio con la pintora Esperanza Parada. Al año siguiente recibe la
Pensión de Bellas Artes, otorgada por la Fundación Juan March de Madrid. En
1970 es nombrado, por oposición, profesor de Modelado de la Escuela de Artes y
Oficios de Madrid.
Entre sus muchas
distinciones recibe, en 1975, el Premio Nacional de Medallas “Tomás Francisco
Prieto”, otorgado por la Casa de la Moneda y Timbre; el Premio Nacional de
Artes Plásticas en 1980; ese mismo año el Premio Cáceres de Escultura y el
premio especial del Concurso Internacional de Escultura “Kotaro Takamura Gran
Prix” organizado por Hakone Opoen Air Musuem (Japón), en 1984.
Trabaja en
monumentos y esculturas públicas logrando, mediante concurso, la realización
del torso dedicado a Jorge Manrique en Paredes de Nava, en 1984. Entre 1982 y
1985 esculpe en Linares el monumento a Andrés Segovia. Tras este trabajo, el
Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid le encarga el Monumento a Federico García
Lorca de la Plaza de Santa Ana de Madrid (1985-1986) para el Teatro Español.
Esculpe también el homenaje al “Estudiante desconocido” (1988-1989), ubicado en
los jardines del Museo del Prado de Madrid; el “Formaste de tu amor simetría”
(1991) de la Glorieta de los Tilos del Jardín Botánico de Madrid; o el busto de
Fernando de los Ríos (1995-1996) para la Residencia de Estudiantes Carlos III,
igualmente en Madrid. Para Santander esculpe el busto-homenaje a Gerardo Diego
(1997-1998); mientras que para Oviedo realiza “Esperanza caminando”, 1988, para
el Teatro Campoamor y en Sevilla el de Antonio Machado. En 1988, en Ministerio
de Asuntos Exteriores le encarga el retrato del Rey Juan Carlos I para figurar
en todas las embajadas de España.
Entre otras
distinciones cabe resaltar su nombramiento de Académico de la Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando en 1986, donde ingresaría con el discurso titulado
“La medalla, territorio de lectura”.
Las obras de Julio
López Hernández son espectros, seres reales envueltos en un aura política que
les confiere una intemporalidad desdramatizada por su propia existencia.
OBRA EN EXPOSICIÓN
“Último
bodegón”. 2011. Bronce.
20 x 37 x 27,5 cm.
FRANCISCO
LÓPEZ
El escultor Francisco López Hernández, nace en Madrid en
1932. Descendiente de una familia de orfebres e imagineros, se inicia en el
mundo del arte en el taller de su padre que además era profesor de grabado en
la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Asiste también a la madrileña
Escuela de Arte y Oficios, en la que será discípulo de José Capuz. En la
Escuela de Bellas Artes de San Fernando cursaría diversas asignaturas sueltas.
Para completar sus estudios partirá hacia Italia, becado por el Ministerio de
Educación en 1955.
Su paso por San Fernando le permite conocer a los artistas
Isabel Quintanilla, Antonio López, Lucio Muñoz, María Moreno...; precisamente,
contraerá matrimonio con la pintora Isabel Quintanilla en 1960, el mismo año en
que logra una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores para estudiar en la
Academia Española de Bellas Artes de Roma, donde permanecerá hasta el año 1963.
Para entonces ya había expuesto con sus amigos Antonio López García y Lucio
Muñoz, junto a su hermano Julio en 1955, en la Sala de la Dirección General de
Bellas Artes de Madrid.
Durante su estancia romana siente profundamente la huella
del Renacimiento italiano, en especial, Jacopo della Quercia y la de Donatello
así como la influencia de la escultura neofigurativa de Marini y Manzú, figuras
claves para su estilo.
A mediados de 1963 reside en París en el Colegio de España.
En 1965, ya en Madrid, realiza las obras “Cristo” y “Relieve de Madrid” para la
Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense. La colaboración con
arquitectos continuará a partir de 1975 cuando el artista se haya preocupado
por la integración de la escultura en la arquitectura contemporánea. Un nuevo
ejemplo será la fuente que realiza para la Ciudad de Logroño, también con
Moneo.
En 1966 fue distinguido con la beca de la Fundación Juan
March y en 1969 inicia su labor docente como profesor de Medallística en la
Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando.
Muy alejado del mundo comercial, realiza, en 1982, su
primera exposición individual en la Galería Egam de Madrid. Tendrían que pasar
más de diez años hasta que de nuevo se presente su obra al público.
La escultura de Francisco López Hernández se distingue,
además de por su eficacia en la captación de lo psicológico y de lo poético,
por el poder con que dota a las masas, por la intensidad en la valoración de
los efectos de la sombra y de la luz, por la sensibilidad del modelado, por la
calidad técnica y por la resolución suelta y muy fresca de la composición; así
se manifiesta, por ejemplo, en “El niño dormido” o en sus diversas versiones de
“Las Fuentes”.
El estilo hiperrealista de Francisco López Hernández nunca
cae en lo anecdótico ni en la vanidad, su trabajo es de una inspiración
exquisita y de una veracidad escultórica sobresaliente. En sus obras no
aparecen modelos, sino amigos y familiares; con estos temas el artista nos
invita a entrar en su intimidad y allí se nos sugiere el ejercicio de una
mirada serena y respetuosa. Sus piezas son de un clasicismo profundo, bien
conocido por el escultor, pero en sus elementos formales se descubre una
dignidad profundamente humana. Al captar la intimidad, la paciencia y la
delicadeza y al hacerlas visibles camina irreducible y puntualmente hacia sus
misterios.
Su obra se desarrolla también en las grandes figuras para
monumentos, grandiosas en si mismas, como serían el “Monumento al alcalde de
Madrid Tierno Galván”, de 1989; “Ofelia”, para el Parque de Villa Aicilla de
Barcelona, en las mismas fechas; el “Monumento a Velázquez”, para Madrid , el
relieve para el Hospital de Mora del Ebro, Tarragona, en 1991 o en 1998 su “
Homenaje al agente comercial” que está en la Estación Puerta de Atocha de
Madrid.
Sería injusto no señalar la gran calidad de sus dibujos, que
de la misma manera ocupan un lugar destacado dentro del actual realismo
español.
Desde 1955, en que expuso junto a sus amigos, ha participado
en importantes muestras colectivas, celebradas en Madrid, Barcelona, Sevilla,
Granada, León, Zaragoza, Milán, París, Londres, Helsinki, Zurich, Hamburgo,
Nueva York... y ha expuesto individualmente en las galerías Buchholz de Munich
(1970), Kunsthale de Kiel (1973), Herbert Meyer-Ellinger de Francfurt (1974),
Brockstedt de Hamburgo (1993), Leandro Navarro de Madrid (1993) o Barbie de
Barcelona (1994). En 1996 tiene lugar una gran exposición antológica en el
Centro Cultural Conde Duque de Madrid, donde se dan a conocer todas sus facetas
artísticas: dibujos, relieves, medallas, esculturas y monumentos. Entre sus
ultimos proyectos públicos destacan el “Monumento a Carlos III” (2004) para
Pamplona , el “Monumento a Blas de Otero” para Bilbao o el “Retrato del
pintor Pablo Picasso” (2008) que puede
verse en la Plaza de la Merced de Málaga
Sin duda, la influencia de su magisterio ha sido muy
profunda dentro de la nueva escultura figurativa española.
MARÍA MORENO
Nace en Madrid en 1933. En 1955 comienza sus estudios de
pintura en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando obteniendo la
licenciatura en 1960. Durante su formación establece amistad con los artistas
Lucio Muñoz, los hermanos Julio y Francisco López Hernández, Isabel
Quintanilla, Antonio López..., la mayoría de los cuales acabarían conformando
la “Escuela Realista de Madrid”. En la década de los sesenta la encontramos
dando clases de dibujo en el Instituto de Alcalá de Henares entre 1966 y 1969 y
en la Universidad Laboral de Alcalá durante el curso 1967-1968.
María Moreno, esposa de Antonio López, es la pintora de la
intimidad. Los temas que representa en sus cuadros están muy próximos y
mantienen mucha semejanza con los de su marido: escenas cotidianas, jardines,
dormitorios, paisajes urbanos... También en ella predomina la soledad y el
silencio, sus figuras sienten la ausencia tanto psicológica como en el
movimiento y los gestos. Describe correctamente los objetos que pinta, sin
llegar a representar su realidad con exactitud, puesto que prefiere representar
el escenario en el que viven íntima y serenamente. Sin embargo, al contrario
que Antonio López, las plantas de sus jardines, los árboles, las calles, aunque
viven la soledad y el silencio, nos invitan al recogimiento o a reflexionar,
pero también a disfrutar de la atmósfera, la luz y el aire.
Ha presentado sus cuadros en escasas exposiciones
individuales. La primera tendría lugar en 1966, en la Galería Edurne de Madrid,
para más adelante exponer en la Galería Hebert Meyer-Elligent de Frankfurt en
1973, y en la parisina Galerie Claude Bernard, en 1990.
Sin embargo, su presencia en certámenes y ferias ha sido más
frecuente: en la “Exposición Nacional de Bellas Artes”, realizada en el Palacio
del Retiro de Madrid en 1962; “Joven Figuración en España”, exposición
organizada por el Ateneo de Madrid para el antiguo Hospital de Santa Cruz de
Barcelona, 1964; en los concursos Nacionales 69, de la Dirección General de
Bellas Artes, Museo Español de arte Contemporáneo, Madrid, 1969; Art 4’73,
Basel Internationale Kunstmesse, por la Galería Meyer-Ellinger. “Contemporary
Spanish Realist”, Galería Marlborough, Londres, 1973; “Ars 74”, Art Museum of
the Ateneum, Helsinki. “Drawings
by ten Contemporany Spanish Artists”, Galería Marlborough, Nueva York, 1974;
FIAC’79, Galería Negru, París 1979; ARCO’82, Galería Leandro Navarro, Madrid,
“I pittori spagnoli della realitá”, Centro d’Arte Montebello, Milán, 1982;
ARCO’83, Galería Leandro Navarro, Madrid. “Realidades”, Institución Cultural El
Brocense. Diputación Provincial de Cáceres, 1983.
También ha participado frecuentemente en aquellos eventos en
los que el realismo ha estado presente: “Farnkfurter Kunstkabinett Hanna Bekker
vom Rath: Magischer Realismos in Spanien heute”, Frankfurt, 1970; “Pintura
femenina española”, Palacio de Exposiciones de Madrid, 1972; “Spanische
Realisten”, Galería Kornfleds, Zürich. “Realismus + Realitat”, Kunsthalle
Darmstadt, 1975; “Realität, Hiperrealität, Irrealität”, “Documenta VI”, Kassel,
1977; “Spanische Realisten”, Galería Brockstedt, Kunstverein Barunschweig,
Hamburgo, 1980; “Realismo en España”, Aula de Artes Plásticas de la Universidad
Complutense de Madrid, 1981; “Mujeres en el arte español (1900-1984)”, Centro
Cultural Conde Duque, Madrid. “Realistes a Madrid”, Departamento de Cultura de
la Generalitat de Catalunya, Barcelona. “Arte español en el Congreso”, Congreso
de los Diputados, Madrid, 1984; “Spanish Realists”, Galería Claude Bernard de
Nueva York, 1986; “Naturalezas españolas”, Centro Cultural Reina Sofía, Madrid,
1987; “Realismo y figuración”, Fundación Rodriguez-Acosta, Granada, 1988;
“Realismo español. Dos generaciones”, Galería Leandro Navarro, Madrid.
“Realismos. Arte Contemporáneo”, “Asahi Shimbun”, (Tokio-Osaka-Kioto-Yokohama),
1991; “Otra realidad. Compañeros en Madrid”, Caja Madrid, Madrid. “Madrid
pintado”, Museo Municipal, Madrid. “APROARTE”, Galería Leandro Navarro,
Barcelona. “Jardín de Vidrio”, Galería Leandro Navarro, Madrid, 1992.
Durante la última década ha realizado distintas exposiciones
colectivas fuera y dentro de nuetras fronteras.
OBRA EN EXPOSICIÓN
“Entrada
en casa” 1980. Óleo sobre tabla 90 x 75 cm.
CARMEN
LAFFÓN
Nacida en Sevilla en 1934, se inicia en el campo de la
pintura, asistiendo al estudio del maestro sevillano Manuel González Santos y
realiza su examen de ingreso en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa
Isabel de Hungría de Sevilla en 1949, donde recibe clases del profesor Miguel
Pérez Aguilera, a quien reconoce como su segundo maestro. Finaliza su carrera
en la Escuela de Bellas Artes de Madrid en 1954, aunque seguirá cursos de mural
en la misma y de dibujo de natural en el Círculo de Bellas Artes.
En 1955 obtiene una beca del Ministerio de Educación y
Ciencia para estudiar en Italia. Visita las ciudades de Venecia, Padua, Mantua,
Bolonia, Milán, Asís, Peruggia, Siena, Florencia, Pisa y Ravena, de las cuales
realiza numerosas vistas. En la primavera de 1956 obtiene el Premio “Vía
Frattina” de Roma. Regresa de Italia y se traslada a la Jara donde pinta un
grupo de cuadros de figura, siendo sus protagonistas adolescentes pintados con
colores nítidos y planos y contornos claramente dibujados, que expone, en 1958,
en la Sala Ateneo de Madrid.
Durante su estancia en Madrid entre 1960 y 1962, expone en
la Galería Biosca. Por entonces pinta objetos que se contraponen con el
paisaje. Otro tema frecuente en estos años es la introducción de fotografías
con figuras en interiores muy poblados. En 1962 regresa a Sevilla, aunque
seguirá vinculada con Madrid a través de la Galería Juana Mordó, de la que
forma parte como pintora desde 1961. Carmen Laffón, a partir de 1965,
contribuye decisivamente a la fundación y posterior andadura de la Galería La
Pasarela, que desarrollará una importante labor en la difusión de la pintura
moderna de Sevilla. En 1966 participa con Fernando Zóbel en la inauguración del
Museo de Cuenca, dedicado a los pintores abstractos a los que se sentirá
especialmente ligada.
Después de dos años de estancia en Madrid, en 1975, se
incorpora a la cátedra de dibujo al natural de la Escuela de Bellas Artes de
Sevilla, donde imparte sus clases junto al pintor Miguel Pérez Aguilera que
tanta influencia había tenido en su formación. Dejaría de dar clases en 1981.
Un año después recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas otorgado por el
Ministerio de Cultura.
Carmen Laffón realiza una pintura diluida y atmosférica,
pinta interiores, bodegones y objetos domésticos hasta que se abre al paisaje
de lejanías. Su pintura evidencia sutileza, sugiere, desde sus inicios, un tono
nostálgico e insinúa una personalidad ingenua y amable, llena de exquisiteces
sensibles. Las imágenes que nos proporciona acuden al cuadro desde el fondo de
su memoria para resaltar la importancia que tienen para ella los tiempos
enfrentados, el pasado y el futuro.
En su primera etapa, que va desde 1956 a los años sesenta
nos descubre ya su mundo donde la naturaleza es el reflejo de su vida interior,
con la presencia enigmática de las cosas y cierto anhelo de pureza. Sus obras
tienden a formalizarse en figuras hieráticas, planas y son la cristalización de
ideas que adquieren un valor simbólico. En 1965, inicia la serie “Marcelina”,
la muñeca que un día vio en casa de unas amigas y le impresionó. Desde
entonces, Marcelina no será ya una muñeca, sino un ser lleno de incertidumbres
y miedo.
Los niños continúan requiriendo su atención en la serie de
dibujos que realiza entre 1969 y 1973. En la luminosa aparición de sus “Cunas”,
el ordenado espacio de la pintura contrasta con la luz y ambos resaltan la
solidez de la cuna y el abandono del niño al sueño. La serie “Armarios
blancos”, de 1979, nos acerca a una intimidad, donde el armario es la imagen
del misterio que guarda los miedos bajo llave. Entre 1987 y 1992 se ocupa del
paisaje que contempla desde su estudio de Sanlúcar; con atardeceres y luces
azules que se tiñen de rosa a medida que se acercan al agua a la desembocadura
del Guadalquivir. Con el mismo orden estático que da a las cosas y esa especie
de armonía musical que aportan sus figuras, Carmen Laffón pintará a su familia,
siempre, como es natural, acudiendo a una revelación incompleta de la realidad.
En 1997 será elegida Académica de Número de la Real Academia
de Bellas Artes de San Fernando de Madrid; en su ingreso leerá el discurso
“Visión de un paisaje” en el año 2000. En
2007 participa en la exposición organizada por el Museo del Prado en
“ Doce artistas en el Museo del Prado”.
Sus obras están presentes en numerosas colecciones como: Banco de España; Banco
Zaragozano; Fundación Central Hispano, Madrid; Fundación Juan March, Madrid;
Metropolitan Museum of Art, Nueva York; MNCARS, Madrid; Museo de Bellas Artes
de Álava, Vitoria.
En 2013 fue reconocida con el titulo de
Hijo Predilecto de Andalucía. Ese mismo año se presenta el libro Carmen Laffón. La poética de la
realidad en el arte español contemporáneo sobre su trayectoria profesional.
OBRA EN EXPOSICIÓN
“Bodegón
del perfumador” 1995. Bronce 32,5 x 19,5 x 13 cm.
ANTONIO LÓPEZ
Antonio López García nace en 1936 en Tomelloso, apenas unos
meses antes de iniciarse la Guerra Civil española. Su temprana facilidad para
el dibujo llamó la atención de su tío Antonio López Torres, pintor manchego de
paisajes, y gracias a él obtuvo el apoyo familiar para dedicarse a la pintura.
Cuando apenas tenía trece años se traslada a Madrid para preparar su ingreso en
la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando; mientras, trabaja también
en el Museo de Reproducciones y en la Escuela de Artes y Oficios.
Entre 1950 y 1954 lleva a cabo los estudios de Bellas Artes
de forma muy brillante, logrando premios en las asignaturas de Dibujo del
Natural y el Premio de Pintura Carmen del Río de la Academia de Bellas Artes de
San Fernando. También conoce allí a los artistas Lucio Muñoz, Enrique Gran,
Julio López, Francisco López, Isabel Quintanilla y María Moreno.
Al iniciarse 1955, cuatro de estos amigos acuerdan realizar
una exposición en la Dirección General
de Bellas Artes, en el Paseo de Recoletos: Julio y Francisco López Hernández,
Lucio Muñoz y Antonio López, provocaron críticas laudatorias, hasta el punto
que la exposición de aquellos jóvenes se convirtió en todo un acontecimiento.
Lucio Muñoz y Enrique Gran continuarían su carrera dentro de
la abstracción en tanto los demás integrarán un grupo de realistas afincado en
Madrid que empezará a ser conocido como tal a partir de los años sesenta. En
1955, la beca concedida por el Ministerio de Educación le permite viajar a
Italia con Francisco López, ambos sentirán allí una gran decepción por la
pintura del Renacimiento a la que hasta ese momento habían venerado, como
consecuencia acabarán revalorizando la pintura española que habían podido ver a
sus anchas en el Museo del Prado, especialmente Velázquez que, junto a Vermeer,
se convierten en una referencia constante.
No obstante, la rotunda definición en sus primeras obras,
como “Josefina leyendo”, de 1953, acusan influencias del Quattrocento italiano;
la preocupación por la solidez plástica y la composición le llevan también a
interesarse por Cézanne y el Cubismo en 1954, fundamentalmente en los temas
relacionados con su entorno familiar de Tomelloso. La veta fantástica se
mantiene, al menos, hasta 1964, aunque desde 1960 irá perdiendo intensidad, es
el momento en que Antonio López siente creciente interés por la fidelidad en la
representación. El pintor depende cada vez más del motivo, necesita tenerlo
delante para recrearlo en los más mínimos detalles. Esta doble vertiente traerá
pareja su adscripción a lo que los críticos darían en llamar “realismo mágico”.
Lo cierto es que sus cuadros se acercan cada vez más al sentido de la densidad
que resulta de una recreación minuciosa y casi obsesiva del motivo.
A las vistas de Tomelloso le suceden las vistas panorámicas
de Madrid, la primera de las cuales data de 1960. Al año siguiente realiza su
primera exposición individual y contrae matrimonio con la pintora María Moreno,
siendo a partir de ese momento cuando Antonio López se siente muy a gusto
representando imágenes de su mujer y de sus hijas, también con los objetos
anónimos y humildes del entorno doméstico, e imágenes de su jardín. La
ejecución de sus cuadros se dilata, hasta el punto de que el artista abandona
muchas obras e incluso no acaba de considerar sus trabajos como definitivos, a
pesar de su dedicación constante y exhaustiva; de ahí que su producción sea muy
corta.
Entre 1964 y 1969 es encargado de la Cátedra de Preparatorio
de Colorido en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, influyendo decisivamente
en la carrera de muchos jóvenes artistas. En el discurrir de estos años sesenta
y durante buena parte de los setenta el artista trabaja prácticamente sólo, en
medio de un panorama artístico dominado por la abstracción, el informalismo y
más tarde por las corrientes conceptuales. Ni siquiera es posible establecer
una relación entre su pintura y la de sus contemporáneos españoles o europeos,
ni mucho menos con el Hiperrealismo americano.
Hasta los años ochenta sus exposiciones son escasas: París y
Turín en 1972 y París, de nuevo, en 1977. De 1985 es su primera exposición
antológica, en el Museo de Albacete, coincidiendo con una retrospectiva en
Bruselas en el marco de Eurpalia´85, que ese año se dedica a España. Un año
después, dos nuevas muestras, una en Nueva York y otra en Londres, son el
pórtico de la gran antológica celebrada en 1993 en el Museo Reina Sofía de
Madrid.
Antonio López ha
recibido multitud de premios y distinciones: Premio Diputación de Jaén en la
Exposición Nacional de Bellas Artes de 1957; Molino de Plata en la Exposición
Regional de Valdepeñas y Premio “La naturaleza muerta” de la Fundación
Rodríguez Acosta de Granada, en 1958; Molino de Oro en la Exposición Regional
de Valdepeñas, en 1959; Beca de la Fundación Juan March, en 1961; Premio
Nacional de Arquitectura, en 1965; Premio Ciudad de Darmstadt, Alemania, en
1974; Premio Pablo Iglesias y Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes, en
1983; Premio Príncipe de Asturias de las Artes y ABC de Oro como Personaje del
Año en 1985; Medalla de Oro de Castilla-La Mancha, en 1986 y Académico de San
Fernando de Madrid, en 1993.En 2006 recibe el Premio Velázquez, otorgado por el
Ministerio de Cultura. En 2012 la Asociación de Municipios del Campo de Calatrava le otorgó el
premio Raimundo de Fítero en el Castillo de Bolaños de Calatrava.
En los últimos años se le han dedicado exposiciones como la del 2008, en el
Museo de Boston o la del Museo Thyssen- Bornemisza y el Museo
de Bellas Artes de Bilbao en 2011. Precisamente en 2013 su obra pudo verse en los
principales museos de Japón gracias a la exposición monográfica que se presentó
en tres ciudades.
OBRA EN EXPOSICIÓN
“Vaso
con flores y pared” 1965. Óleo sobre
tabla 44 x 37 cm.
ISABEL
QUINTANILLA
Nace en Madrid en 1938. Desde 1949 asiste a las clases de
pintura y dibujo de Trinidad de la Torre, y en 1952 a las de Gutiérrez Navas y
Maruxia Valero, matriculándose en las clases nocturnas de la Escuela de Artes y
Oficios. En 1953, ingresa en la Escuela Superior de Bellas Artes de San
Fernando, finalizando sus estudios en 1959, después de haber estado dibujando
modelos de yeso de esculturas clásicas y copiando a viejos maestros en el Museo
de Reproducciones Artísticas junto a María Moreno. Durante sus años en San
Fernando conocerá a su futuro marido, el escultor Francisco López, con quien
contrae matrimonio en 1960, iniciándose desde entonces una larga y fructífera
fase de influencia recíproca. Ese mismo año, obtiene la beca de ayudante de
instituto para trabajar en el Beatriz Galindo.
Acompañando a su marido, que acababa de conseguir el Gran
Premio de Arte de la Academia de España de Roma, acude a la capital italiana y
durante su estancia celebra, en 1963 la primera exposición individual en la
Galería Caltanisseta de Sicilia. Regresa a Madrid en 1965 y un año más tarde,
presenta una exposición en la Galería Edurne. Siguen después otras muestras en
Sevilla, Madrid y Frankfurt, donde, en 1974, comienza su internacionalización.
Es galardonada con el Premio de Arte de Darmstadt en 1987, en 1993 dirige un
curso de diseño en la Internationale Sommerakademie, de Salzburgo.
Su obra se ciñe al realismo cotidiano, cercano, cuyo
principal elemento es la luz, que lo envuelve todo con su adecuada tonalidad;
posee además una impecable técnica. Obtiene su inconfundible personalidad
gracias a la evolución que va impregnando su obra de gran lirismo. Sabe buscar
el contraste de las sombras y la luz y persigue constantemente el equilibrio
entre la realidad exterior y las palpitaciones de la intimidad.
José Martín Medina dirá en ABC: “Estamos ante una obra de
interpretación, no de representación. Esta pintura nos confirma que toda imagen
exterior necesita ser interpretada para convertirse en arte. Con este concepto
y con esa sensibilidad, Isabel Quintanilla nos conduce a los terrenos de su
propia vivencia”.
Francisco Calvo Serraller, incide en la apreciación: “La
pintura de Isabel Quintanilla, no representa la realidad, sino que la desvela”.
Álvaro Martínez Novillo, conocedor profundo de su pintura,
afirma: “En sus primeros óleos de paisajes, bodegones y retratos los grises
tienen un evidente protagonismo, después, en Roma, encontró los rojos italianos
y ahora nos sorprende con la suavidad de sus verdes, la atmósfera dorada de sus
amarillos o, a veces, con la valentía de sus azules, aunque en sus bodegones de
flores, los blancos y los grises siguen conservando un tratamiento muy
especial. En sus últimas obras se percibe un interés marcado por la
composición...”.
Se ha señalado, por otro lado, cómo en su pintura se da una
fusión de todos los géneros, aunque parezca atribuible a primera vista a uno
determinado. El común recurso a puntos de vista y horizontes altos que utiliza
en sus obras, sitúan al espectador en la misma posición.
Isabel Quintanilla ha participado en numerosas exposiciones
colectivas, tanto en España como en Francia, Alemania, Estados Unidos,
Italia..., y ha estado presente en diversas ferias internacionales como:
Biennale de Jeunesse, París, 1971; Feria Intencional de Colonia, Documenta 6 en
Kassel, 1977; FIAC de París, 1979; Arco´82. Entre sus muestras individuales
podemos citar: Galería La Pasarela, Sevilla, 1968; Galería Egam, Madrid, 1970;
Galería Helbert Meyer-Ellinger, Frankfurt/Main, 1974; Galería Brokstedt,
Hamburgo, 1987 o en la Galería Leandro Navarro, Madrid. En 1996, el
Ayuntamiento de Madrid organiza su primera exposición retrospectiva en el
Centro Cultural Conde Duque. Los museos y
colecciones que acogen actualmente la obra de Isabel Quintanilla son entre
otros: Banco de España; Hamburger Kunsthalle; Hirshhorn Museum and Sculpture
Garden, Washington D.C; Museo Municipal de Madrid; Museum Athenaeum, Helsinki;
Nationalgalerie, Berlín; Staatsgalerie, Stuttgart; The Baltimore Museum of Art.En los ultimos años destacan
exposiciones como la organizada en el
Museo del Prado en 2007 “ Doce artistas en el Museo del Prado” o, en 2013, en
la muestra “El Museo del Prado visto por los artistas españoles contemporáneos”
que tuvo lugar en la Fundación Francisco Godia de Barcelona.
OBRA EN EXPOSICIÓN
“Paisaje
de Sevilla la Nueva” 2002. Óleo
sobre lienzo 100 x 130 cm.
CRISTÓBAL
TORAL
Nace en Torre-Alhaquime en 1940, aunque se le considera de
la ciudad de Antequera. En 1956 inicia su formación asistiendo a la Escuela de
Artes y Oficios de Antequera; un año más tarde, ingresa en la Escuela de Bellas
Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, trasladándose a Madrid para
continuar su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando al año
siguiente.
Durante esta primera etapa practica una pintura influida por
Marc Chagall. Le entusiasma la obra del pintor ruso por su ingravidez y
lirismo, de ahí que Toral realice bodegones y figuras etéreas, flotando por la
superficie del lienzo.
En 1965, es nombrado profesor auxiliar en la Escuela de
Bellas Artes, sin embargo, su permanencia en la docencia es breve ya que
abandonará la enseñanza para dedicarse por entero a pintar.
La Fundación Juan March le concede, en 1969, una beca para
continuar sus estudios en Nueva York. Durante su estancia en Estados Unidos, su
lirismo ingrávido se va convirtiendo en una agresiva desintegración de los
objetos, llegando casi a una pintura abstracta. En este punto se plantea una
profunda reflexión que le lleva a retomar la realidad, si bien su realismo
evoluciona por senderos más poéticos e imaginativos que el americano, aunque
tampoco tendrá parecido con el de la “Escuela Realista de Madrid”.
Su personalidad más marcada se inicia en 1972, cuando pinta
“Equipaje” y “La aduana”, dos obras que enmarcan su obsesión por el viaje y por
el tránsito. Con “Bodegón de la jarra” se produce un nuevo tránsito hacia el
bodegón, que comienza con naturalezas sencillas de suaves colores y de gran
plasticidad. Desde 1973 hasta 1979 alterna los temas de viaje con grandes
bodegones de manzanas esparcidas por el espacio, ya que concibe la superficie
del lienzo como un gran espacio infinito.
Cuando está preparando su participación en la XIII Bienal de
Sao Paulo, 1974, trabaja en dos obras de grandes dimensiones “D´après las
Meninas”, donde se plantea los retos de la perspectiva aérea, creando un
ambiente surrealista de gran impacto y ”D´après la Familia de Carlos IV”. Para
la misma Bienal pinta “Las maletas”, del Centro Pompidou, “Los emigrantes” y
“El emigrante muerto”, estas dos últimas obras de marcado carácter social .
El año 1983 marca el inicio de su serie de cuadros rotos,
que supone una evolución, a la vez que continuidad, etapa que se prolonga hasta
que, en 1990 empieza una nueva serie caracterizada por la superposición de unas
pinturas sobre otras.
En su estudio de Toledo pinta “La gran avenida”, obra de
grandes dimensiones que aún sigue sin terminar. En este enorme lienzo se
plantea la violencia y la crueldad como tema principal; los desastres de la
guerra de Yugoslavia le proporcionan su más directa fuente de inspiración.
La carrera pictórica de Toral se ve constantemente jalonada
de premios, becas y galardones: Gran premio de Pintura ABC en 1970; Premio de
la Fundación Rodríguez Acosta de Granada, 1971; aunque el jurado no le otorgue
ningún premio en la XIII Bienal de Sao Paulo, la crítica y el público se lo
conceden a través de una encuesta; el mismo año de 1975 le será otorgado el
segundo premio de pintura en la V Bienal del Deporte en las Bellas Artes;
Medalla de Oro en la XIII Bienal Internacional de Fiorino, Florencia, 1977; la
Medalla de oro de la provincia de Málaga, en 2004; Premio de Cultura ,en su
modalidad Artes Plásticas, de la Comunidad
de Madrid en 2009…
Su mérito y dedicación a la pintura le será reconocido por
sus paisanos: el Excmo. Ayuntamiento de Antequera le nombrará Hijo Predilecto
en 1978, el Gobierno andaluz le concederá la Medalla de Oro de Andalucia; la
Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, en 1995, le designará
Académico de Honor;en el 2000 es nombrado Académico Correspondiente en Madrid
de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes y en
2010 Académico de Honor de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera.
Desde 1997 a 2000 se desarrolla una exposición itinerante por
los museos de arte moderno de Iberoamérica, concediéndole el Gobierno de
Venezuela la Orden de Francisco Fajardo.
Entre 2003 y 2004 escribe su autobiografía titulada “La vida
en una maleta”, publicada por la editorial Temas de Hoy. En 2005 ilustra por encargo
de la editorial italiana Franco Maria Ricci el libro titulado “Libro de los
sueños” de Jorge Luis Borges.
En 2006 el Ministerio
de Fomento le encarga un mural y una escultura de grandes dimensiones para
estación de AVE en Antequera (Málaga).
En 2008 participa en la muestra “Olvidando a
Velázquez” (Museo Picasso de Barcelona )e imparte un taller en la Universidad
de Dartmouth (Estados Unidos) donde volverá en 2013 para repetir experiencia.
En 2013 junto a Antonio López imparte el
Taller Creart organizado por la Unión Europea en Valladolid (febrero-marzo y tiene lugar su exposición retrospectiva La huella de un recorrido en el Palacio
de Sástago (Zaragoza).
OBRA EN EXPOSICIÓN
“Paisaje
al atardecer” 1982. Óleo sobre
lienzo 101 x 100 cm.
JOSÉ
HERNÁNDEZ
Pintor y grabador
nacido en Tánger, Marruecos, en 1944. Desde su adolescencia siente una
inclinación especial por el dibujo y las matemáticas, lo que le lleva a hacerse
delineante. En esta etapa de formación Emilio San Soto será su maestro y a través
de él conectará con el mundo intelectual reunido en su ciudad natal desde los
años finales de la Segunda Guerra Mundial.
Comienza pintando
dentro de un estilo figurativo que abandona para pasar a la abstracción en los
años cincuenta, a la vez que se interesa por la obra de los alimentos
crustáceos de Dalí y Max Ernst. Posteriormente, en 1961, realiza “Graffiti” con
figuras garabateadas.
En los primeros
años de la década de los sesenta se traslada a Madrid y trabaja como delineante
de una constructora que posteriormente abandona para dedicarse plenamente a la
pintura. A partir de 1965, consolidado su particular estilo pictórico, cargado
de simbolismo y realizado con gran minuciosidad técnica, su obra puede
inscribirse dentro de la pintura de lo fantástico con connotaciones
surrealistas. La figura humana, descompuesta y monstruosa y las ruinas, son
temas centrales donde se dan referencias a símbolos literarios, espacios
teatrales o escenarios derrumbados. En su pintura subyace la idea de la
contradicción que se establece entre la perennidad que contiene el monumento y
el proceso de descomposición y corrupción que implica el paso del tiempo.
José Hernández, que
por su biografía cultural participa del contacto con el islamismo, no ha
olvidado lo que es el arte moderno, al igual que el saber científico, hunde sus
raíces en viejas experiencias y ancestrales vivencias. El mundo cristiano y la
herencia clásica y pagana se mezclan en su obra de pintor figurativo que
intenta revelar la faz secreta de la realidad aparente.
A lo largo de los
años su obra ha mantenido una unidad de formas y de expresión que demuestran la
firmeza y la coherencia de sus postulados artísticos. Sus pinturas, grabados y
dibujos, pese a su diversidad imaginativa y constante trasgresión de lo normal
y su inquietante fantasía, son un constante adentrarse en los territorios
inexplorados de lo fantasmagórico, lo espectral y lo onírico. Pintor extremado,
al adentrarse en la caverna o antro oscuro, nos alumbra un mundo en el que los
perfiles y las sombras son jeroglíficos cuyas respuestas nos llenan de
inquietud y desasosiego, haciéndonos percibir la trascendencia de las imágenes.
Dentro del grabado
ha desarrollado una amplia actividad; cabe señalar las ediciones que ilustran
textos de Angel González (“Opera”, Madrid, 1971), Luis Buñuel (“Bacanal”,
Madrid, 1975), José Miguel Ullán (“Bethel”, Valladolid, 1977), Edouard Roditi
(“The Temptations of a Saint”, California, 1979), James Joyce (“Giacomo Joyce”,
California, 1980), Juan de Jáuregui (“Orfeo”, Madrid, 1982), Ryonosuke
Akutagawa (“Rashomon”, California, 1987), Gustavo Adolfo Bécquer (“Miserere”,
Tenerife, 1988), Franz Kafka, Juan Rulfo Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges,
José A. Muñoz Rojas, Horacio Costa, Francisco Brines, Federico García Lorca y
Juan Ramón Jimenez Rimbaud.
Desde 1974 ha
participado en numerosos proyectos teatrales realizando una labor de
escenógrafo y figurinista en obras de M. de Ghelderode, Calderón de la Barca,
Federico García Lorca, J. Martín Recuerda, A. Buero Vallejo, R. María del Valle
Inclán, Miguel de Cervantes, José Saramago, Francisco Nieva, Antonio Gala y
Carlos Fernández Shaw.
A lo largo de su
carrera ha recibido numerosos premios por su trabajo en pintura, dibujo,
grabado y escenografía: Premio Nacional de Artes Plásticas, Madrid, 1981; Grand
Prix “VI Bienal Internacional de grabado de Noruega, Fredirkstat, 1982; Premio
de Grabado Manuel Salvador Carmona de la Calcografía Nacional, Madrid, 1983;
Premio “III Bienal Internacional del Grabado de Varna”, Bulgaria, 1985; Premio
Internacional Biella per L´Incisione, Italia, 1987; Medalla de Honor de la XII
International Exhibition of Madern Ex Libris de Malbork, Polónia, 1988; Gran
Premio, Exposición de Arte del Libro, Leipzig, Alemania 1989; Premio Tarasca de
la Asociación de Directores de Escena 1990; Premio “Penagos” de Dibujo de la
Fundación Cultural Maprhe Vida, Madrid 1992; Premio “II Biennale Ex Libris,
Proguetti Farnesiani, Ortona, Italia, 1993; Premio Museo del Grabado Español
Contemporáneo “II Premios Nacionales de Grabado”, Marbella, 1994 y Medalla de
Honor de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, entre
otros.
Miembro titular de
la Academia Europea de las Ciencias, las Artes y las Letras de París y desde
1989, José Hernández es el académico más joven que ha sido nombrado en la
Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fue nombrado en 2006 Hijo Adoptivo de
la Provincia de Málaga. Este mismo año, recibe el Premio Nacional de Arte
Gráfico a toda una trayectoria, otorgado por la Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando de Madrid. En 2007 fue galardonado con el Premio Aragón-Goya y
en 2010 con Premio Minerva a la Creación Artística. (Leganés,
Madrid).
Falleció
tras una larga enfermedad en 2013 y en 2014 recibió a ttitulo póstumo el Premio a
la trayectoria profesional en la obra gráfica del Museo del Grabado Español
Contemporáneo.
OBRA EN EXPOSICIÓN
“Mesa
malaya” Bronce. 57 x 33 x 33 cm.
EDUARDO NARANJO
Nace en Monesterio, Badajoz, en 1944. A comienzos del verano
de 1957 el que habría de ser su maestro, Eduardo Acosta, descubre sus dibujos y
anima a sus padres para que le permitan estudiar arte en Sevilla. Ingresa en la
Escuela de Artes y Oficios de la calle Zaragoza donde estudia Dibujo del
Antiguo y Ropajes, a la vez que prepara su ingreso en la Escuela de Bellas
Artes de Santa Isabel de Hungría. Una vez conseguido dicho ingreso, permanece
apenas un curso, después se traslada a Madrid para continuar sus estudios en la
Escuela de San Fernando a partir de 1961.
En 1962 las salas del Ateneo de Sevilla celebra su primera
exposición individual. Una vez terminada la carrera, en 1966, comienza el
aprendizaje de la especialidad de grabado con Luis Alegre y Álvaro Paricio y de
pintura al fresco con Manuel López Villaseñor. El periodo que transcurre al
final de la década corresponde a su etapa informal neo-figurativa que se hace
ostensible en los estudios e ideas para murales y aguafuertes.
En 1967, ejerce la docencia en la Escuela de Artes Aplicadas
de Marqués de Cuba, como auxiliar de Pedro Mozos, luego, Germán Calvo le
reclama como ayudante suyo en la asignatura de Procedimientos Pictóricos. En el
transcurso de estos años inicia una serie de óleos de pequeño formato sobre
papel, progresivamente el tamaño de las obras irá en aumento. Con una de estas
pinturas de grandes dimensiones, “La noche”, acudirá por primera vez a la
Exposición Nacional de Bellas Artes de 1966 y a la de Otoño de Sevilla. En
1968, vuelve a figurar en la Exposición Nacional de Bellas Artes, en la que
logra una tercera medalla por el cuadro “Triste homenaje”.
A partir de 1971 trabaja de una manera frenética, inmerso ya
en las percepciones formales. Sus pinturas y dibujos reflejan ideas
fragmentarias de la realidad cotidiana con motivos que tienen para él hondos
valores sentimentales. Le preocupan fundamentalmente la luz, la materia y las
texturas.
En 1974 pinta dos cuadros altamente representativos de lo
que será su evolución a partir de ahora: “Traje de primera comunión con
autorretrato” y “Desnudo en la terraza”, en el que, expresa la visión de una
escena imaginada sobre modelo real. Ahora pintará una serie de obras mayores en
las que introduce espacios abiertos.
A partir de 1979, su trabajo se intensifica desde la tercera
exposición personal que celebra en la Galería Biosca de Madrid. Al año
siguiente, el Circulo de Bellas Artes de Madrid le concede la Medalla a sus
méritos como vocal de pintura en la dirección del mismo.
A comienzos de 1983 acepta la idea de llevar al grabado El
Génesis, o lo que serán los siete días de la creación. Entre tanto pinta otros
retratos. Una nueva labor irrumpiría en su quehacer no habitual, su
colaboración en el teatro con la ambientación y montaje escenográfico de “La
casa de Bernarda Alba”, de Federico García Lorca, para el Teatro Español. Poco
antes del verano de 1986 se decide a ilustrar el libro “Poeta en Nueva York”.
En 1989 es invitado por el Fondo Cubano de Bienes a la III
Bienal del tercer mundo. En años sucesivos continúa su presencia en
exposiciones y dicta conferencias. Es distinguido en 1991 como "Extremeño
de Hoy”, y se le concede la Medalla de Oro de Extremadura. En 1992 es elegido
Académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel
de Hungría; meses después se celebra una exposición retrospectiva en el Centro
Cultural de la Villa de Madrid. En 1995 es condecorado con la Cruz al Mérito
Militar por su colaboración en sus Certámenes de Arte.
Entre sus numerosas exposiciones personales, caben destacar
las obras suyas retrospectivas celebradas en 2000 en Galicia ( en Lugo, Orense,
Pontevedra, Vigo y la Coruña) y en el
2002 en Córdoba, Sevilla y Badajoz. Así como las dedicadas a su obra gráfica:
en 2003 en Casa Fuerte Bezmiliana; Rincón de la Victoria ( Málaga); en 2006 en
la Asamblea Extremeña; en el 2007 en el Centro Internacional de la Estampa
Contemporánea de la Fundación CIEC ( Betanzos, La Coruña) y la reciente tenida
lugar en el Museo de la Fundación Gregoria Priero de Valdepeñas. Su más
flamante empeño es su Tauromaquía 2008,
de diez grabados, acabada de realizar para el Taller del Prado de Madrid y
presentada en Estampa.
En estos últimos años su obra ha sido expuesta en distintas
ciudades como en la exposición"Escultura Obra Gráfica Aena Arte",
Salas exposiciones Rectorado Universidad de Málaga, Málaga. ; "Pintura
Escultura Aena Arte", Palacio de Villavicencio, Jerez de la Frontera,Salamanca.;"Arte
en los aeropuertos (colección Aena)", Palacio los Serrano, Ávila o "Arte
Bajo Cero", Galería Sharon-Art, León; así como fuera de nuestras fronteras
en la exposición “Magische Figuration aus spanien”,
Panorama Museum, Bad Frankenhausen, Alemania.
OBRA EN EXPOSICIÓN
“Inés” 2006-2007. Óleo sobre lienzo 71 x 90 cm.
No hay comentarios:
Publicar un comentario