La exposición del artista Fernando García Valdeón, organizada por
la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Arnuero, que preside Carmen Pérez,
en colaboración con la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno
de Cantabria, se inaugurará el viernes, día 12 de julio, en el Observatorio del
Arte y permanecerá abierta hasta el 7 de agosto.
Los asistentes podrán disfrutar de la actuación del grupo ‘Solo
dos y un bolero’ con Pilar Falla a la voz; Quiú Herrero a la guitarra, Javier
Álvarez con el trombón de varas; Antonio Romero en el contrabajo y Yeyo Pilatti
en la batería.
En esta ocasión, el veterano artista
cántabro presentará sus últimas obras en la que se ha decantado por la
abstracción.
En su trayectoria, el artista transita desde el hiperrealismo
más intenso con un dominio total de la figura, a la lucha de colores en su
coqueteo con la abstracción, para mostrar siempre su obsesión vital: el pecado
de ser hombre.
Existencialista declarado, encuentra en su creación la
redención a este pecado. Así, combate el sentimiento del realismo, la oscuridad
tenebrista o la lucha de colores con un denominador común: la belleza.
Todo aquello que causa dolor, Valdeón lo transforma en
belleza: nadie que le conozca puede borrar de su retina aquellas latas oxidadas
elevadas a la categoría de elemento divino, y mucho menos volver a mirar el
rojo como lo hacíamos, después de ver su obra más abstracta.
Fernando García Valdeón nace en Nueva Montaña (Cantabria).
Se forma en Bellas Artes en Santander y pasa varios años dibujando y
preparándose en el Círculo de Bellas Artes, en Madrid. En 1971 ingresa en la Academia
Superior de Bellas Artes de Roma, terminando la licenciatura con la máxima
calificación.
En 1997 fue el encargado de elaborar el Grabado
Conmemorativo de la Cumbre de la OTAN, obra que recibieron los principales
mandatarios del mundo.
Desde sus comienzos, Valdeón
ha seguido una trayectoria coherente, que le ha convertido en un referente
dentro del panorama figurativo nacional, destacando también con su abstracción
colorista, sin traicionar su particular manera de entender el arte, y en
consecuencia, la vida.
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